La adecuación

Un texto debe ser adecuado, es decir, debe tener las características de estilo y vocabulario que lo hagan más efectivo desde el punto de vista comunicativo.

Veamos unos ejemplos: Durante una cena familiar el texto adecuado puede ser:


¿Me pasas la sal?, por favor.

Sin embargo el texto:

Desearía que Vd. trasladara el recipiente de cloruro sódico hacia este lugar.

es claramente inadecuado, pues utiliza un lenguaje excesivamente formal y un vocabulario científico. Los textos deben adaptarse a cada situación concreta de comunicación mediante el uso correcto de un vocabulario y una sintaxis adecuados.

Para que el texto sea adecuado debemos tener en cuenta:

►qué destinatario lo va a leer o escuchar

►qué registro usar: formal o informal;

►qué tipo de discurso emplear: argumentación, exposición, narración, descripción.







La coherencia

Un texto debe ser coherente, es decir, debe estar estructurado de tal modo que las ideas transmitidas por sus unidades no sean contradictorias e incoherentes.

Es contradictorio aquello que lleva al receptor del texto a la confusión, creando un conflicto lógico que dificulta o hace inviable la comprensión del texto. Por ejemplo imagina un librillo de instrucciones que dijera:

1°- Antes de abrir la tapa, cierre la tapa e inserte las baterías antes de operar el aparato.

2°- Si no opera el aparato antes de insertar las baterías no será posible abrir la tapa.

Como puedes observar este texto es incoherente, pues las instrucciones están en conflicto. Los párrafos y frases deben seguir un orden lógico, presentando la información nueva en un orden lógico y estructurado. Por ejemplo, unas instrucciones lógicas podrían ser:

1° – Abra el compartimento de las baterías.

2°- Inserte las baterías comprobando la polaridad.

3°- Encienda el aparato.

La coherencia depende también del conocimiento de la realidad que comparten el receptor y el emisor del texto. Por ejemplo la frase: El avión masticaba furioso los rojos dolores, es incoherente, pues nuestro conocimiento de la realidad nos hace saber que el dolor no tiene color ni los aviones dientes. Sin embargo el siguiente texto, sí es coherente, pues se trata de un cuento infantil donde la fantasía permite párrafos como éste:

Es un barco mágico. Por las noches le nacen alas, abandona el fondo del mar y se pasea por el cielo estrellado. Esa noche el pulpo y la botella viajan en el barco hasta una estrella. Luego regresan al mar y la botella sigue su camino.

(La botella que visitó una estrella. Ángel Esteban, ed. Bruño 1996)

En este caso su coherencia radica en que se avanza en la información: un barco mágico al que nacen alas para pasear por el cielo y en el que viajan el pulpo y la botella hasta una estrella; está ordenada en párrafos que mantienen relación entre sí y se estructura en párrafos de acuerdo con lo que se espera en un texto narrativo—presentación, nudo y desenlace—. Por otra parte no se presentan contradicciones que confundan al destinatario, aunque la fantasía sea un aspecto primordial. Y lo más interesante, el conocimiento de la realidad nos hace saber que en un cuento infantil encontramos este tipo de juegos fantásticos.

La cohesión

Un texto está cohesionado cuando las unidades que lo componen mantienen relaciones. Para mantener relaciones se utilizan palabras que colocadas estratégicamente nos permiten comprender la información que se proporciona en el texto. En definitiva, si las oraciones no están correctamente relacionadas no cumpliremos con la función comunicativa que el texto tiene.

En el texto Jorge está enfermo. Juega muy mal al tenis, nos encontramos con un texto en el que sabemos de quién estamos hablando, pero no encontramos relación entre ambas informaciones. Para establecer relaciones necesitaremos conectarlos, por ejemplo: Jorge está enfermo. Por eso juega mal al tenis. Ahora los elementos mantienen una relación. Hemos establecido una relación mediante las palabras “por eso”. La causa del mal juego es la enfermedad de Jorge.

La cohesión del texto se mantiene por la presencia de palabras que ayudan a la relación entre los elementos del texto. Esas relaciones se obtienen con procedimientos léxicos y semánticos, además de procedimientos gramaticales.

Procedimientos de cohesión de textos

1.        Procedimientos léxicos y semánticos

Repeticiones o recurrencias: repetir palabras permite mantener la cohesión, o lo que es lo mismo, le damos al destinatario indicaciones para que sepa en todo momento la información a la que hacemos mención. Las repeticiones tienen que aportar información añadida. Por ejemplo, no cohesiona el texto repetir información:

Jorge está enfermo y está enfermo.

Pero sí se presenta nueva información haciendo uso de la sinonimia:

Jorge está enfermo. Por esta enfermedad juega mal al tenis.

En este caso, repetimos la información usando el vocablo “enfermedad”. Repitiendo la información obtenemos un texto cohesionado.

2.        Procedimientos gramaticales

Otro modo de mantener la cohesión del texto es utilizar vocablos que sustituyan los utilizados anteriormente. Al respecto podemos hacer uso de elementos deícticos y anafóricos como:

►los pronombres demostrativos—eso, éste..

Ejemplo en el que el pronombre “eso” hace mención a la oración empleada previamente.

► pronombres personales—yo, tú—etc.

►adverbios y locuciones adverbiales de lugar o de tiempo—así, antes, ahora, aquí, ahí—:

Ejemplo: Candeleda es un hermoso pueblo que descansa en la falda de Gredos. Allí se cultiva el pimiento que da picantes frutos que animan el gusto y alegran los alimentos.

El adverbio “allí” mantiene unidas ambas oraciones haciendo referencia a un término aparecido en la frase anterior: “Candeleda”.

►También son anafóricos

los pronombres posesivos—mío, tuyo—,

los indefinidos—alguno, ninguno—,

los personales de tercera persona—le, lo, se—,

los relativos—quien, lo cual—;

los determinantes demostrativos, los artículos—el, la, lo—,

los posesivos—mi, tu, su—,

que permiten hacer referencia a términos previos y además evitar la repetición.

En ocasiones se fuerza al destinatario a sobrentender términos mediante elipsis: Mi hermana lo intentará la primera. Considera que puede ganar sin apoyo. En donde se evita o elide el pronombre “ella” que se refiere a “mi hermana”.

3.        Los conectores

Pero uno de los elementos más productivos para la coherencia es el empleo de conectores textuales.

Se emplean ciertas piezas lingüísticas para que el destinatario conozca las relaciones entre los elementos que componen el texto. Por otra parte, los conectores no son obligatorios, simplemente ayudan a seguir la información distribuida en el texto y dependen del tipo de texto usado por lo que deben usarse con sobriedad. De ellos podemos mencionar:

Conectores de comienzo: pues, bueno, para empezar, en relación con, para comenzar, etc.

Conectores de cierre: y punto, en definitiva, para concluir, por último, en definitiva, etc.

Conectores de orden: en primer lugar, en segundo lugar, para finalizar, primero, segundo, en fin, etc.

Conectores de causa: así que, así pues, por lo cual, por eso, por ello, etc.

Conectores temporales: antes, después, entonces, más tarde, etc.

Conectores espaciales: abajo, arriba, aquí, allí, etc.

Conectores de resumen: en resumen, en conclusión, resumiendo, en total, hasta aquí, etc.

Conectores de adición: además, incluso, también, por otra parte, etc.

Conectores de ejemplificación: por ejemplo, así, pongamos por caso, etc.

Conectores de conclusión: en conclusión, en consecuencia, total, etc.

Conectores de condición: si, a condición de que, con tal que, etc.

(Material extraído de Enseñanza Digital a Distancia ed@d 3º ESO http://recursostic.educacion.es/secundaria/edad/index_lengua.htm)del blog Rosas de cada día.

 

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